Embudo de conversión: cómo diseñar un funnel que realmente convierta
Embudo de conversión: cómo diseñar un funnel que realmente convierta
16 jul 2025


Cuando hablamos de vender online o generar leads, el tráfico no lo es todo. Podés invertir horas en contenido, miles en publicidad, y aun así no ver resultados. ¿Por qué? Porque atraer gente es solo una parte del trabajo. Lo más importante es lograr que esas personas hagan lo que esperás: que te compren, te escriban o se registren. Para eso existe el embudo de conversión.
¿Qué es un embudo de conversión?
Un embudo de conversión (o funnel) es una forma de visualizar el camino que recorre una persona desde que descubre tu marca hasta que realiza una acción deseada. Esa acción puede ser una venta, una suscripción, una consulta o cualquier objetivo que tengas como negocio.
Se llama embudo porque, en general, muchas personas ingresan en la parte superior (visitas, clics, impresiones), pero solo una parte llega hasta el fondo, donde ocurre la conversión. Tu misión es optimizar cada etapa para que la mayor cantidad posible de personas avance hasta el final.
Las etapas del funnel: del interés a la acción
Aunque cada negocio tiene su propia dinámica, hay una estructura común que podés adaptar a tu realidad:
1. Atracción (top of the funnel)
Es el primer contacto. Puede ser un anuncio en redes, un artículo en Google, una historia de Instagram. La persona no te conoce, no confía en vos y probablemente ni siquiera estaba buscando lo que ofrecés. Pero algo le llamó la atención.
2. Interés y consideración (middle of the funnel)
Acá ya lograste captar la atención. El visitante quiere saber más. Lee un artículo, mira un video, revisa tu oferta. Está evaluando si lo que ofrecés resuelve su problema. Este es el momento para generar confianza: mostrar casos, responder dudas, eliminar objeciones.
3. Conversión (bottom of the funnel)
Es el punto donde la persona toma acción: compra, se suscribe o te contacta. Si el embudo estuvo bien diseñado, esta decisión debería sentirse natural. Tu trabajo es hacer que el proceso sea claro, fácil y sin fricciones.
4. Retención y fidelización (post-conversión)
El funnel no termina con la venta. Si querés crecer de forma sostenible, necesitás que tus clientes vuelvan. Un buen funnel también contempla el seguimiento, la experiencia post-compra y las oportunidades de recompra o recomendación.
Cómo diseñar tu primer embudo desde cero
Diseñar un embudo no significa complicarte con herramientas o flujos técnicos desde el día uno. Al principio, alcanza con pensar en estos tres elementos:
¿Cómo llegan las personas a vos?
¿Qué necesitan saber o sentir para avanzar?
¿Qué les ofrecés en cada etapa para que den el siguiente paso?
Supongamos que ofrecés asesorías de alimentación saludable. Podés atraer con contenido útil en redes, como tips o recetas. Desde ahí, llevás a las personas a tu web con un lead magnet, por ejemplo, un ebook gratuito. Una vez que dejan su mail, les enviás una secuencia de correos donde contás tu historia, mostrás resultados de clientes y ofrecés una primera sesión con descuento. Ese es un embudo simple, pero poderoso.
Qué errores evitar en un embudo de conversión
Uno de los errores más comunes es querer vender en frío, sin haber generado interés ni confianza. También es muy común no tener un objetivo claro por etapa: querés vender, pero no guiás a la persona hacia eso. Otro error típico es no medir nada. Si no sabés cuántas personas pasan de una etapa a otra, no podés mejorar el embudo.
Un buen funnel no es solo una secuencia de pasos: es una experiencia pensada para el usuario, que le da motivos para avanzar. Es como una conversación, donde cada mensaje está diseñado para responder lo que la otra persona está pensando en ese momento.
Embudo en acción: un ejemplo real aplicado
Imaginemos un negocio que vende cursos online de fotografía:
Atracción: publican reels con tips para sacar mejores fotos con el celular.
Interés: invitan a los usuarios a descargar una guía gratuita con "10 trucos de luz natural".
Consideración: una secuencia de mails con testimonios, descuentos limitados y muestra gratuita de clases.
Conversión: el usuario compra el curso completo.
Retención: a los pocos días, recibe otro mail con acceso a una comunidad privada + recomendación de otro curso más avanzado.
Este embudo no es complejo, pero está bien pensado. Cada paso tiene sentido, y no se deja nada al azar.
Conclusión
No importa si vendés productos, servicios o formación: si no tenés un embudo, estás dejando ventas en la mesa. Empezá por entender el recorrido que hace tu cliente ideal, armá una experiencia que lo acompañe, y medí cada paso. Un embudo bien diseñado puede multiplicar tus resultados sin necesidad de más tráfico ni más inversión. Solo requiere claridad, empatía y estrategia.
¿Querés que te ayude a diseñar tu primer embudo personalizado? Escribime y te doy una mano.
Cuando hablamos de vender online o generar leads, el tráfico no lo es todo. Podés invertir horas en contenido, miles en publicidad, y aun así no ver resultados. ¿Por qué? Porque atraer gente es solo una parte del trabajo. Lo más importante es lograr que esas personas hagan lo que esperás: que te compren, te escriban o se registren. Para eso existe el embudo de conversión.
¿Qué es un embudo de conversión?
Un embudo de conversión (o funnel) es una forma de visualizar el camino que recorre una persona desde que descubre tu marca hasta que realiza una acción deseada. Esa acción puede ser una venta, una suscripción, una consulta o cualquier objetivo que tengas como negocio.
Se llama embudo porque, en general, muchas personas ingresan en la parte superior (visitas, clics, impresiones), pero solo una parte llega hasta el fondo, donde ocurre la conversión. Tu misión es optimizar cada etapa para que la mayor cantidad posible de personas avance hasta el final.
Las etapas del funnel: del interés a la acción
Aunque cada negocio tiene su propia dinámica, hay una estructura común que podés adaptar a tu realidad:
1. Atracción (top of the funnel)
Es el primer contacto. Puede ser un anuncio en redes, un artículo en Google, una historia de Instagram. La persona no te conoce, no confía en vos y probablemente ni siquiera estaba buscando lo que ofrecés. Pero algo le llamó la atención.
2. Interés y consideración (middle of the funnel)
Acá ya lograste captar la atención. El visitante quiere saber más. Lee un artículo, mira un video, revisa tu oferta. Está evaluando si lo que ofrecés resuelve su problema. Este es el momento para generar confianza: mostrar casos, responder dudas, eliminar objeciones.
3. Conversión (bottom of the funnel)
Es el punto donde la persona toma acción: compra, se suscribe o te contacta. Si el embudo estuvo bien diseñado, esta decisión debería sentirse natural. Tu trabajo es hacer que el proceso sea claro, fácil y sin fricciones.
4. Retención y fidelización (post-conversión)
El funnel no termina con la venta. Si querés crecer de forma sostenible, necesitás que tus clientes vuelvan. Un buen funnel también contempla el seguimiento, la experiencia post-compra y las oportunidades de recompra o recomendación.
Cómo diseñar tu primer embudo desde cero
Diseñar un embudo no significa complicarte con herramientas o flujos técnicos desde el día uno. Al principio, alcanza con pensar en estos tres elementos:
¿Cómo llegan las personas a vos?
¿Qué necesitan saber o sentir para avanzar?
¿Qué les ofrecés en cada etapa para que den el siguiente paso?
Supongamos que ofrecés asesorías de alimentación saludable. Podés atraer con contenido útil en redes, como tips o recetas. Desde ahí, llevás a las personas a tu web con un lead magnet, por ejemplo, un ebook gratuito. Una vez que dejan su mail, les enviás una secuencia de correos donde contás tu historia, mostrás resultados de clientes y ofrecés una primera sesión con descuento. Ese es un embudo simple, pero poderoso.
Qué errores evitar en un embudo de conversión
Uno de los errores más comunes es querer vender en frío, sin haber generado interés ni confianza. También es muy común no tener un objetivo claro por etapa: querés vender, pero no guiás a la persona hacia eso. Otro error típico es no medir nada. Si no sabés cuántas personas pasan de una etapa a otra, no podés mejorar el embudo.
Un buen funnel no es solo una secuencia de pasos: es una experiencia pensada para el usuario, que le da motivos para avanzar. Es como una conversación, donde cada mensaje está diseñado para responder lo que la otra persona está pensando en ese momento.
Embudo en acción: un ejemplo real aplicado
Imaginemos un negocio que vende cursos online de fotografía:
Atracción: publican reels con tips para sacar mejores fotos con el celular.
Interés: invitan a los usuarios a descargar una guía gratuita con "10 trucos de luz natural".
Consideración: una secuencia de mails con testimonios, descuentos limitados y muestra gratuita de clases.
Conversión: el usuario compra el curso completo.
Retención: a los pocos días, recibe otro mail con acceso a una comunidad privada + recomendación de otro curso más avanzado.
Este embudo no es complejo, pero está bien pensado. Cada paso tiene sentido, y no se deja nada al azar.
Conclusión
No importa si vendés productos, servicios o formación: si no tenés un embudo, estás dejando ventas en la mesa. Empezá por entender el recorrido que hace tu cliente ideal, armá una experiencia que lo acompañe, y medí cada paso. Un embudo bien diseñado puede multiplicar tus resultados sin necesidad de más tráfico ni más inversión. Solo requiere claridad, empatía y estrategia.
¿Querés que te ayude a diseñar tu primer embudo personalizado? Escribime y te doy una mano.
Contacto
Contacto
Envianos tu consulta
O agendá una video-llamada de 30 minutos
O agendá una video-llamada de 30 minutos
© 2025, Growth That Matters
© 2025, Growth That Matters